martes, 6 de mayo de 2014

Francisco Catalano: el nombre de lo indecible





El primer libro de Francisco Catalano I (2010, Caracas: ediciones del autor) es la respuesta poética a una pregunta con resonancias místicas y también filosóficas: ¿cómo nombrar lo innombrable? Ya el título es la prefiguración y el resumen de esa respuesta a la par del inicio de un proyecto literario singular y arriesgado que construye más que un libro un artefacto lingüístico que expande el terreno de las posibilidades poéticas dentro de la tradición lírica venezolana. Aunque decir título es inexacto pues I no es signo, ni número, ni letra sino una mínima grafía impronunciable que inaugura un ámbito donde lenguaje y silencio juegan una situación pendular, semejante a las experiencias místicas que distintas tradiciones nos han relatado como imposibilidad de describir, esa intuición o éxtasis que brevemente se conecta con ese algo trascendental negado a las posibilidades comunicativas aunque en el caso de Catalano más que apostar y seguir por una doctrina religiosa o filosófica como vía para la comunicación inmediata y directa con la divinidad o el Todo, prefiere trabajar con el lenguaje y ahondar en sus profundidades y posibilidades; esto es, volver la poesía religión, rendir culto a la palabra cuyo misterio crea el mundo a través de un hombre que lo nombra. El ritual del poeta en este caso es meditar en ese origen, regresar al silencio inaugural de donde partió todo, donde nacieron los nombres.

Este libro está separado en dos momentos: Libro 0 y libro 1, pero sin sufrir drástica distancia lo cual genera un espacio continuo que se construye y se reconstruye por medio de un lenguaje depurado que despliega múltiples sentidos, nacido de las ideas y de la visualización de aquel ámbito innombrable que erosiona gran parte de los referentes de la realidad inmediata hasta llegar a estructuras verbales con ecos geométricos, puros, que también son una manera de intentar decir.


Si bien todo el conjunto de textos adoptan un tono reflexivo por momentos se aprecia el movimiento sinusoidal que armónicamente une las abstracciones y las ideas con los impulsos sensoriales o los referentes de una ciudad como la de Caracas. Y ese rasgo fluctuante es uno de sus más logrados aciertos, un ejemplo de lucidez que intenta buscar solución a la pregunta que lo subyuga pero a la vez es impulso de sus más evidentes dones verbales. Una propuesta que afecta no solo el manido lenguaje lírico sino su disposición espacial en la hoja porque intentar decir la luz, el infinito o el poema demandan un trabajo riguroso con el lenguaje, su deconstrucción y su atisbo. Preocupaciones temáticas más del lado del silencio pero que Catalano acusa como siempre lo ha hecho la buena poesía: creando un sistema particular sin temor a las eficiencias comunicativas que a fin de cuentas no conforman el corazón de la poesía pero sí de otros parientes como la novela o el ensayo, por ejemplo. En fin, esta obra es una manera de responder(se) sin complejos de complacencias o de agradar. Exige lectores activos, trabaja desde la incomodidad, obliga a la pausa en el mundo del consumo veloz mostrando un pliegue de la realidad que la publicidad, el mercado o las ideologías nos oculta. El autoconocimiento como resistencia y, por qué no, como vía de liberación donde las palabras son testimonio de una experiencia indecible, precisamente por ser experiencia de lo indecible.


Abrir

                    siempre abrir

el intra-espacio toráxico del tiempo

     abrir

                  siempre abrir





I                            Sobre lo físico

                                                    el negativo
                                        de un acto inacabado

                   parece haber resuelto

                   el problema de los límites





II                        Sobre los ritos

                            siempre un armazón trasluz

                               de mallas solares
                                     con siluetas y formas

                                     penetran a viceversa

                               el sentido lineal de las acciones




III                          S o b r e   e l   t o d o

                             he aquí el blanco

                                              la dimensión de enlace
                                                     entre los planos



                                  he aquí el blanco
                                                                                       mi cuerpo




---------------

Azotes de luz:
raquetas de clavos
atravesando mis pupilas


Se mueven conmigo
inseparables
las piedras del cuerpo
los cuadrados del alma
los círculos solares del entorno


Clavaré en el centro de un clavo
otro clavo
para que nada flote a la intemperie
así el mundo
sólido de sí

sostendrá la estructura
y lo único que se vendrá abajo
inexorablemente
será mi cuerpo

Callar es un ejercicio de figuras
I                       donde se busca una armonía abstracta
que sobresalte de repente en el espacio
Algunas rectas
o algunos ángulos

II                      son masas de quietud pura
en una intensidad que enciende
los signos escritos
en un lenguaje sin lenguaje


DIAGRAMADO POR NADIE TODO UN TECHO DE PÁJAROS VOLABA
UN MANTO DE PLUMAS CUBRÍA AL MUNDO
EL SECRETO ERA ABRIR LA BOCA TRAGARSE AL MUNDO
Y VOLAR POR DENTRO


O LEER RECENTRADO






V


A la piel del día

del esquema de la luz

a la ardiente composición

la hace traslúcida

un mínimo roce del color

del supraespacio



ardor de mundo:



un olor a ceniza
de pelo chamuscado




Sobre mí emerge
una epidermis sin dermis









Entre lo contemplado y el contemplador existen leyes que equilibran sus tensas acrobacias


·          


Son tantos los finales de la vida. Un final, por ejemplo, es lo eterno


·          


El idioma por el idioma nunca brindará al lenguaje por el lenguaje


·          


La intermitencia del tiempo es el silencio


·          


En la armonía del silencio siempre están frescas las palabras


·          


¡Que se abran abismos de pronto y su brillo nos absorba!


·          


¡Sí! Hay brillo en el abismo

·          

Ninguna sentencia tiene puntos finales; pero ¿qué tiene puntos finales?


·          


Hay una brutal exactitud en el universo expandiendo el ala hueca con que asciende el palacio de mi carne


·          


Existe una lógica abstracta cuyo lenguaje deriva de otra lógica cuyo lenguaje somos nosotros mismos


·          


Hay vueltas en lo gris de la materia que margina la estructura de los cuerpos que son el vértigo del movimiento en los múltiples estados de la búsqueda



·          


¿Qué haré entonces cuando todo esto se derrumbe?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario