Decir
que el grupo merideño Bajo Sospecha
es un trío de Jazz parece insuficiente. Si bien dentro de su arquitectura
compositiva está presente el mencionado estilo musical éste carece de relieve o
protagonismo dentro del repertorio de la banda. Bajo Sospecha expresa en sus sonidos y en su arte un compromiso con
la fusión y la hibridez donde el Jazz, el Joropo, el Son Cubano, el blues y un
gran abanico de estilos musicales se tocan y construyen entre sí un centro
sonoro con una identidad bien definida, un núcleo mestizo. El documental Senderos (2007) desarrollado por la Cooperativa Momoy Cinema se fijó en la
capacidad de este trío que sabe darle expresión a la mezcla y unificación de lo
que antes se consideraba dispares estilos sonoros y registró las evidencias de
esta tesis a través de un concierto y de comentarios a partir del mismo que nos
dibujan una idea del aporte que estos músicos realizan en espacios de este arte.
El
documental-Concierto esta construido por once temas en vivo separados entre sí
por las impresiones y argumentos estéticos de los propios protagonistas: Johann
Espinoza Moreno (guitarra, guitarpola), Jorge Espinoza Moreno (batería,
percusión) y Luis Salas Yánez (bajo). Siguiendo ese criterio, el documental se
desplaza entre el tema en vivo y la visión que tiene cada integrante de la
banda, añadiéndole además en este espacio la historia de la banda, los músicos
que han pasado por ella, las investigaciones en que basan sus ejecuciones,
incluso un breve homenaje a la ciudad de Mérida al sintonizar ciertas imágenes
de la localidad mientras se comenta la naturaleza de la propuesta sonora.
Lo
que deja la entrevista con el trío de músicos, y también las opiniones de otros
intérpretes acerca de ese trabajo, es la experiencia que nos llevamos al
presenciar y vivir su música, es decir se confirma el mecanismo fundamental de
sus composiciones: la hibridez, que va mostrando paralelamente a la confluencia
de sonidos impares cierta preocupación por la cultura venezolana, naturalmente la vinculada a terrenos musicales. En este
sentido, también cabe mencionar el aporte especial que hace Johann Espinoza al
construir un inédito instrumento musical, también de carácter hibrido, La
Guitarpola a partir del rescate y estudios de los instrumentos de cuerda
asociados a la música venezolana.
En
síntesis, el documental celebra los aires de virtuosismo que rodean a la banda
y el aporte que su producción lleva al campo sonoro venezolano que también es
síntoma de las expresiones a los que otras bandas se están acercando hace un
tiempo. Lo novedoso del trabajo audiovisual es que se documenta una nueva
música que es, por su esencia mixta, supranacional, pero con acento
latinoamericano, inédita y familiar a un tiempo, y de alguna manera hace
visible por medio del mestizaje y la apertura de fronteras nuestra propia
condición como cultura venezolana.
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