Román
Vitali sufre de una visión corta, sus ojos registran un mundo borroso, difuso. Su
cotidianidad esta signada por este hecho
y su arte parece reflejarlo. La densidad visual de sus productos artísticos se sostiene
en parte por esa vivencia y su manera constructiva, que en su caso viene del
camino artesanal, del tejido con cuentas acrílicas. El detalle de cualquiera de sus obras es el
equivalente a los pixeles de una imagen, sólo que en su caso cada pixel sería
una cuenta de acrílico. Pero no sólo manifiesta lo que su visión anota, también
en sus objetos existe el compromiso con lo anecdótico, el relato (en clave) de
lo biográfico, con su mundo particular que, aparentemente, esta distanciado del
elemento narrativo. Su campo de acción no desborda las fronteras de sus
vivencias y, a pesar de ello, sintoniza con realidades más dilatadas,
colectivas, reconocidas.
En
el año 2009 en las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Bahía
Blanca, Argentina el artista rosarino exponía bajo el título “Corazón no temas.
Esto es sólo producto de tu imaginación”. Esta muestra también podía ser vista
como un compendio de obras cuyo acento único y distintivo le han venido
suscitando comentarios favorables por parte del sector especializado como del
público en general. Se afirmaba en esta exposición el resumen de una propuesta
artística sin par en el contexto argentino e incluso fuera de sus fronteras
geográficas que se ha venido gestando y solidificando en un período aproximado
de una década.
Algunos
de sus objetos estéticos como las flores, las casas, las personas o las
creaciones de índole Mínimal ya habían sido exhibidos en muestras anteriores.
En el año 2004, en una exposición titulada Brumas presentaba un Vestuario, un traje construido a base de
cuentas acrílicas. En la exposición de
Bahía Blanca ese motivo insiste y sirve de impulso para realizar una pieza sin
título, pero cercana a un fantasma, un traje o un disfraz. En este sentido, sea
cual sea el camino de su significado la pieza busca activar o enriquecer la
imaginación del espectador ya sea como un objeto que cuelga o formando un
personaje a partir de la ocultación de la identidad, disfrazándose.
Con
el “traje” de Vitali ocurre algo similar a ciertas concepciones indígenas que
se valían de algún tipo de atavíos o “disfraces” para ingresar a otro mundo.
Ocultando su identidad forma un otro, alteridad, ficción. Sobre el cuerpo del
artista está la esencia de su universo creativo venida del tejido y también la
puerta de entrada, la bienvenida al mundo particular que tanto refiere al
artista rosarino. Yo es otro, como advirtió Rimbaud.
Esta
pieza tiene la facultad de condensar sus personajes, desprendiéndose, en el
caso de usarse como disfraz, de una
actitud de observador para ser protagonista y representante. Para los
espectadores es un puente, un estimulo. Quizás no sea el objeto central de la
muestra, pues su manufactura no difiere de las demás obras y su tópico no trae
ningún relieve en particular, pero constituye un escenario donde artista y obra
forman un solo cuerpo. Este sería un componente distintivo de este objeto
dentro del particular grupo que forma la exposición, acentuando que se trata de
lo inexistente cobrando inesperada realidad.
En
síntesis, el rescate de una técnica manual revive en cada pieza de Vitali quién
pone de manifiesto, de manera indirecta, algunas anécdotas de su vida cotidiana,
la imagen posible de su mundo a través de sus personajes y la sombra de una
visión limitada por la miopía. Lo relevante que trae estos elementos es que atiende lo micro desde distinto ángulos:
su vivencia, sus ojos, una mecánica cautelosa y forma de construcción que en
ámbitos de creación artística no ha sido protagonista. Todos estos rasgos, en conjunto, elaboran un
discurso coherente y unitario cuya virtud capital reside en ser propio,
distanciado de los relatos generales con pretensiones universales. Vitali
rescata y valora esos pequeños espacios restringidos a sus jornadas diarias y
afirma la diversidad que es naturaleza del mundo, alcanzando incluso un espacio
de resistencia sostenido por la técnica que usa, los temas y el cómo los
expresa. Eso genera una voz propia, un aporte al campo artesanal y conceptual.
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