“Ahora,
cuando se interroga a la mitología amerindia, precisamente aquella que
Lévi-Strauss utilizaba para ilustrar la oposición naturaleza/cultura, se
percibe, en primer lugar, que lo que dicen todos los mitos es que, otrora, todos
los animales eran humanos, todas las cosas eran seres humanos, o, más
exactamente, personas: los animales, las plantas, los artefactos, los fenómenos
meteorológicos, los accidentes geográficos... Lo que narran los mitos es el
proceso por el cual los seres que eran humanos dejaron de serlo, perdieron su
condición original. Si la cuestión es colocada de esta manera, se comprende que
estamos en las antípodas de nuestra mitología moderna. Para nosotros, el fondo
común entre los humanos y los otros animales es (justamente) la animalidad, no
la humanidad. Los humanos son una especie animal, pero no exactamente “entre
otras”, pues estamos dotados de alguna cosa más: el alma, la cultura, el
espíritu, el lenguaje, la Regla, lo Simbólico, el Dasein, etc. Entonces, lo que
dicen los mitos americanos es lo opuesto. En lugar de la teoría evolucionista
(lato sensu) que pretende que “los humanos son animales que ganaron algo”, para
los amerindios, los animales son humanos que perdieron algo humano es la forma
general del ser vivo, o incluso la forma general del ser. Presupuesto radical
del humano. La humanidad es el fondo universal del cosmos. Todo es humano.
Cuando los indios intentan expresar esta idea en un lenguaje simple, que lo
podamos entender, dicen: todos los animales y todas las cosas tienen almas, son
personas”
La mirada del jaguar. Introducción
al perspectivismo amerindio. Entrevistas, de Eduardo Viveiros de Castro. Buenos
Aires, Tinta Limon, 2013, 288 páginas.
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