lunes, 19 de enero de 2015

Bajo Sospecha y su sendero a la música venezolana



Decir que el grupo merideño Bajo Sospecha es un trío de Jazz parece insuficiente. Si bien dentro de su arquitectura compositiva está presente el mencionado estilo musical éste carece de relieve o protagonismo dentro del repertorio de la banda. Bajo Sospecha expresa en sus sonidos y en su arte un compromiso con la fusión y la hibridez donde el Jazz, el Joropo, el Son Cubano, el blues y un gran abanico de estilos musicales se tocan y construyen entre sí un centro sonoro con una identidad bien definida, un núcleo mestizo. El documental Senderos (2007) desarrollado por la Cooperativa Momoy Cinema se fijó en la capacidad de este trío que sabe darle expresión a la mezcla y unificación de lo que antes se consideraba dispares estilos sonoros y registró las evidencias de esta tesis a través de un concierto y de comentarios a partir del mismo que nos dibujan una idea del aporte que estos músicos realizan en espacios de este arte.

El documental-Concierto esta construido por once temas en vivo separados entre sí por las impresiones y argumentos estéticos de los propios protagonistas: Johann Espinoza Moreno (guitarra, guitarpola), Jorge Espinoza Moreno (batería, percusión) y Luis Salas Yánez (bajo). Siguiendo ese criterio, el documental se desplaza entre el tema en vivo y la visión que tiene cada integrante de la banda, añadiéndole además en este espacio la historia de la banda, los músicos que han pasado por ella, las investigaciones en que basan sus ejecuciones, incluso un breve homenaje a la ciudad de Mérida al sintonizar ciertas imágenes de la localidad mientras se comenta la naturaleza de la propuesta sonora.

Lo que deja la entrevista con el trío de músicos, y también las opiniones de otros intérpretes acerca de ese trabajo, es la experiencia que nos llevamos al presenciar y vivir su música, es decir se confirma el mecanismo fundamental de sus composiciones: la hibridez, que va mostrando paralelamente a la confluencia de sonidos impares cierta preocupación por la cultura venezolana, naturalmente  la vinculada a terrenos musicales. En este sentido, también cabe mencionar el aporte especial que hace Johann Espinoza al construir un inédito instrumento musical, también de carácter hibrido, La Guitarpola a partir del rescate y  estudios de los instrumentos de cuerda asociados a la música venezolana.


En síntesis, el documental celebra los aires de virtuosismo que rodean a la banda y el aporte que su producción lleva al campo sonoro venezolano que también es síntoma de las expresiones a los que otras bandas se están acercando hace un tiempo. Lo novedoso del trabajo audiovisual es que se documenta una nueva música que es, por su esencia mixta, supranacional, pero con acento latinoamericano, inédita y familiar a un tiempo, y de alguna manera hace visible por medio del mestizaje y la apertura de fronteras nuestra propia condición como cultura venezolana.

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