martes, 20 de enero de 2015

Mirando a través de Román Vitali





Román Vitali sufre de una visión corta, sus ojos registran un mundo borroso, difuso. Su cotidianidad esta signada por este  hecho y su arte parece reflejarlo. La densidad visual de sus productos artísticos se sostiene en parte por esa vivencia y su manera constructiva, que en su caso viene del camino artesanal, del tejido con cuentas acrílicas.  El detalle de cualquiera de sus obras es el equivalente a los pixeles de una imagen, sólo que en su caso cada pixel sería una cuenta de acrílico. Pero no sólo manifiesta lo que su visión anota, también en sus objetos existe el compromiso con lo anecdótico, el relato (en clave) de lo biográfico, con su mundo particular que, aparentemente, esta distanciado del elemento narrativo. Su campo de acción no desborda las fronteras de sus vivencias y, a pesar de ello, sintoniza con realidades más dilatadas, colectivas, reconocidas.

En el año 2009 en las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca, Argentina el artista rosarino exponía bajo el título “Corazón no temas. Esto es sólo producto de tu imaginación”. Esta muestra también podía ser vista como un compendio de obras cuyo acento único y distintivo le han venido suscitando comentarios favorables por parte del sector especializado como del público en general. Se afirmaba en esta exposición el resumen de una propuesta artística sin par en el contexto argentino e incluso fuera de sus fronteras geográficas que se ha venido gestando y solidificando en un período aproximado de una década.
Algunos de sus objetos estéticos como las flores, las casas, las personas o las creaciones de índole Mínimal ya habían sido exhibidos en muestras anteriores. En el año 2004, en una exposición titulada Brumas presentaba un Vestuario, un traje construido a base de cuentas acrílicas.  En la exposición de Bahía Blanca ese motivo insiste y sirve de impulso para realizar una pieza sin título, pero cercana a un fantasma, un traje o un disfraz. En este sentido, sea cual sea el camino de su significado la pieza busca activar o enriquecer la imaginación del espectador ya sea como un objeto que cuelga o formando un personaje a partir de la ocultación de la identidad, disfrazándose.

Con el “traje” de Vitali ocurre algo similar a ciertas concepciones indígenas que se valían de algún tipo de atavíos o “disfraces” para ingresar a otro mundo. Ocultando su identidad forma un otro, alteridad, ficción. Sobre el cuerpo del artista está la esencia de su universo creativo venida del tejido y también la puerta de entrada, la bienvenida al mundo particular que tanto refiere al artista rosarino. Yo es otro, como advirtió Rimbaud.

Esta pieza tiene la facultad de condensar sus personajes, desprendiéndose, en el caso de usarse como disfraz,  de una actitud de observador para ser protagonista y representante. Para los espectadores es un puente, un estimulo. Quizás no sea el objeto central de la muestra, pues su manufactura no difiere de las demás obras y su tópico no trae ningún relieve en particular, pero constituye un escenario donde artista y obra forman un solo cuerpo. Este sería un componente distintivo de este objeto dentro del particular grupo que forma la exposición, acentuando que se trata de lo inexistente cobrando inesperada realidad.  


En síntesis, el rescate de una técnica manual revive en cada pieza de Vitali quién pone de manifiesto, de manera indirecta, algunas anécdotas de su vida cotidiana, la imagen posible de su mundo a través de sus personajes y la sombra de una visión limitada por la miopía. Lo relevante que trae estos elementos  es que atiende lo micro desde distinto ángulos: su vivencia, sus ojos, una mecánica cautelosa y forma de construcción que en ámbitos de creación artística no ha sido protagonista.  Todos estos rasgos, en conjunto, elaboran un discurso coherente y unitario cuya virtud capital reside en ser propio, distanciado de los relatos generales con pretensiones universales. Vitali rescata y valora esos pequeños espacios restringidos a sus jornadas diarias y afirma la diversidad que es naturaleza del mundo, alcanzando incluso un espacio de resistencia sostenido por la técnica que usa, los temas y el cómo los expresa. Eso genera una voz propia, un aporte al campo artesanal y conceptual.   

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