domingo, 25 de enero de 2015

Tehching Hseich: One year perfomance 1978- 1979



Quería ser artista, por eso abandonó sus estudios y se centró en la pintura. Tehching Hseich (Taiwan, 1950) comenzó, como muchos otros autores, en el camino de los colores y pinceles, pero buscaba una manera que no dejara de lado el proceso creativo, por eso, más tarde, comulgó con los postulados desarrollados por el movimiento Perfomance. Quería ser artista, y ese deseo lo llevó a abandonar su país natal y embarcarse hasta New York donde viviría más de una década de manera ilegal sobreviviendo en los más disimiles y temporales trabajos que iban desde obrero de construcción hasta lavaplatos en restaurantes chinos.  Quería un arte hermanado a la vida, sin escisión, y luego de un tiempo de exploración así lo realizó en el año 1978 en su primer One year perfomance.

No hacer nada, nos dice Enrique Vilas Matas, resulta lo más intelectual, un acto difícil de sostener, y eso precisamente fue lo que realizó Hseich desde el 29 de septiembre de 1978 hasta el 30 de septiembre de 1979, para este fin construyó una jaula de madera donde se encerró junto a una cama individual, un cubo, un lavamanos y algunas luces. En todo este tiempo se autoprohibió hablar, leer, ver televisión o escuchar música. Sólo podía pensar. Haría lo único que sabía hacer. El abogado Robert Projansky notarió, bajo un documento formal, esta acción donde daba cuenta de que el artista se mantuvo en su escogido y consciente claustro bajo las normas establecidas. Su amigo Cheng Wei Kuong le ayudó con la comida y los desechos, además registró la acción tomando una fotografía  diaria para medir el paso del tiempo cuya evidencia más innegable era el crecimiento de su cabello.      

Hseich había confinado el arte a su propia vida, una existencia (obra) modificada a niveles de soledad y aislamiento sin previos en la historia del arte. El desapego es la esencia de esta acción, un despojo que paseó por distintos niveles desde los materiales hasta los emotivos. Sacudió la costumbre, lo conocido, las supuestas seguridades y apostó por una intemperie bajo el silencio y el retiro. Aceptó de manera única la presencia de la incomunicación, allí mantuvo su campo de acción junto con el paso del tiempo despojado de algún fin utilitario.

La obra se manifiesta en términos de lo que vive y padece el artista, se mueve en esa situación particular. No plantea el problema de la incomunicación ni la soledad, la encarna y con ello paradójicamente crea su forma de expresión. Muy al contrario de la concepción occidental el silencio para ciertos espíritus orientales es razón de purificación ante tanto pensamiento innecesario y vía de autoconocimiento que permite el acceso a la esencia de lo humano, lo valedero. Sin embargo, Hseich no es miembro de este tipo de comunidad lo cual hace más relevante su obra. Indagó bajo esos esquemas religiosos, de manera indirecta, sobre la naturaleza de lo humano, a través de la senda más empinada y durante ese año demostró un compromiso entre arte y vida sin par. Tampoco sería el último ejemplo como lo certifica los otros one year perfomance cuya naturaleza y corazón sigue siendo esa unión, ese extraño y conmovedor sacrificio.     



No hay comentarios.:

Publicar un comentario