de la serie Incompletudes (2006)
A Fernando Bonilla no le interesa que su
trabajo artístico equivalga a ser la
descripción dentro del campo de la retórica, por eso en las distintas obras que
conforman su serie Incompletudes (2006)
hace falta algo, hay un corte adrede que exige al espectador completar la
escena que ve. Que sus referencialidades estén inconclusas en cada una de sus
visuales es un juego, en el cual se participa siguiendo, iniciando o terminando
la historia que sugiere Bonilla. Su construcción se basa en lo fragmentario,
indicando apenas el camino a seguir para darle carga significativa a las
imágenes esbozadas.
En
estas obras también hay una base figurativa, pero con cierta distancia del
mundo dibujado por los sentidos, por tal razón corre un aire de independencia
con respecto al contexto e incluso se extiende entra cada episodio pintado por
Bonilla. El producto total llamado Incompletudes
en vista de esta naturaleza pareciera originarse de una elección aleatoria de
viñetas de una historieta gráfica. Sin embargo, no es un acercamiento al Cómics
como lo hizo Roy Lichtenstein quién supo
llevar la historieta al recinto del Arte
Pop. El norte de Bonilla toma otra senda que lo aleja de crear en la
superficie, retirado de ese sentido que se limita a configurarse y significarse
sólo en lo que se ve, sin más allá y sin aferrarse a la idea de crear a partir
de imágenes de consumo masivo como tanto le gustó a Lichtenstein.
El
esquema que sigue Bonilla de manera indirecta hace recordar en algún punto las
viñetas de otro grande del universo de las historietas gráficas: Jason. Si bien el dibujante noruego no
le interesa lo incompleto, una viñeta aislada, por ejemplo de su trabajo Sshhhs! (2002), se sostiene en una
orbita poética en blanco y negro, con una economía de recursos, pero con una contundencia
expresiva muy familiar a la que genera Bonilla. En todo caso, ambas propuestas
están subordinadas al encanto de la ficción no como negación de lo real sino como
creación de un lenguaje simbólico que lleva a la imagen más allá de la simple
reproductividad.
La
idea es representar estados anímicos, legibles en trazos, atmósferas, en los
recursos formales escogidos, pero sin concluir, como espejo de la naturaleza artística.
Nada es definitivo en los predios de la creación y expresión, aunque esté
impresa la quietud, el momento atrapado que nos recuerda lo efímero, la
contundencia de ese binomio tan constante en la vida: presencia y ausencia.
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