La
Mar es una banda de rock venezolana, pero también es la recreación sonora de
una idea. En honor al nombre que los identifica como grupo y siguiendo, en
parte, las líneas propuestas por el importado Post Rock y el Post Metal sacan a
la luz su primer trabajo (2012) como un oleaje que va entre ritmos sosegados y enérgicas melodías. La mezcla es su esencia, si
bien hay aires reconocibles de Pink Floyd, Explosions in the Sky, Tool,
Mastodon, This Will Destroy You, Radiohead, Nine Inch Nails, Russian Circles,
Rush, Deftones y Sigur Ros también existe una mezcla de todos ellos en sana
armonía, bajo una nueva configuración. No se limitan al previsible calco de una
banda de protagonismo internacional sino que aprovechan recursos trabajados por
grupos guías de otras latitudes para inyectar una nueva savia en el cuerpo del
rock venezolano. Tal hibridez es el corazón de esta propuesta musical y su voz
peculiar dentro de la música nacional.
Angel
Negrín (guitarra), Fernando Mendoza (bajo), Fernando J. Rodríguez (batería) y
Pedro Deniz(sintetizador / guitarra) conforman la familia detrás de este recién
proyecto musical que está edificado con nueve temas instrumentales mirando mayormente
una composición que sea capaz de generar timbres y texturas que lleven imágenes
que el oyente culminará o recreará bajo su particular mirada. Los riffs y
acordes junto a la ayuda del sintetizador, el paseo entre ritmos minimalistas y
serenos y acentos más dinámicos contribuyen a esa búsqueda de un tiempo-espacio
generador de imágenes y de sensaciones. Música sugestiva, música que invita al
viaje y con ello visitar impares geografías, música de fuerza delicada que dice
sin voz o que motiva a la nuestra para que hablemos.
Es
el mar como idea y base de sus sonidos. El disco comienza con un cálido y
agradable sonido de olas y cierra acariciado por ese mismo eco de un lugar
costeño. Entre estos dos detalles ambientales se desarrolla la imagen del mar, se
busca el mismo ambiente de introducción y culminación del disco: olas que suben
agresivas y enérgicas y luego rebotan en tierra calmadas y agradables. Juego
binario y ritmo hipnótico, secciones rítmicas contemplativas y de animada
acción dentro de un panorama musical venezolano que desde hace años pedía
proyectos de esta naturaleza. La Mar se reconoce en un paisaje que nos re-crea musicalmente
e impulsa un viaje hacia la imaginación y esto, apenas, es una de sus muchas
virtudes.
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