martes, 13 de enero de 2015

Nick Drake: una piel de menos



El título escogido por Jeroen Berkvens para el documental que recrea la vida de Nick Drake (1948-1974) no pudo ser más acertado: A skin too few (2002). Esto es, una vida signada por la fragilidad, el silencio y un temperamento más bien sintonizado con un aislamiento y desamparo continúo. Sin embargo, aún con esos sentimientos como marca el legado musical de Drake llega a una comunión con un paisaje natural, frío, sosegado, con hojas animadas por el viento.  El músico fusionado a una naturaleza externa particular y de ahí proyectada con canciones bajo la misma esencia.

Es curioso que su prematura ausencia hiciera más que su vida. Algo recurrente en la esfera del arte en algunos de sus oficiantes. Si en vida fue anónimo y breve luego de su partida es relieve en el panorama musical global y referencia. Quien se unió al mutismo al fin de sus días, ahora, luego de 38 años, se canta, el hijo que regresa a casa, derrotado por un mundo competitivo y cruel es un vencedor del tiempo. Su tristeza de la imposibilidad de la comunicación con el público y de no ayudar con su música es ahora nuestra alegría. El hombre de pocas palabras, que nadie conoció y que se durmió presa de la depresión pensando que no había hecho nada hizo mucho.


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