domingo, 15 de febrero de 2015

Emira Rodríguez: tres poemas

hagamos un día de color insano
de caña de maíz
vayamos con las migraciones de palacio en palacio
por las rutas los ríos subterráneos
como si ya fuera el tiempo de la siega
espigados de fiebre inútilmente alertas
con hacederas de metal fundido con olor a tabaco
en la vivisección de los cadáveres opulentos
con olor a fenol a esencia de cambur
derrotados de antemano y vivos
en deslizamiento ciertos a rastras, no se debiera.
no es esta la morada
cuando aprendí a volar se fueron todos
te dije cómo podíamos invocar aquellos muertos
se habían quedado rezagados con pájaros nocturnos
en la anticipación de los espejos sabíamos todo
del reino sabíamos
por las calles por el río que no nos dejó nunca
excesivo
llenando los aledaños el puerto de la noche
los elementos de maraña la gran piedra
supimos todo del reino
no se debiera malencuentro no se debiera


padre nuestro wanadi
para que no vayamos siempre gimiendo para encontrar
el fondo de la ausencia para ser buenos por dentro
para sabernos padre nuestro wanadi
en torno a mí de cara al sol los hombres danzan
se alejan de este paraje extático vamos naciendo
quisiera regresar a la laja del río mirar pasar las
velas sin marcharme tras ellas oír los signos y las
cosas sonidos sordos
los helechos gigantes miraron el vuelo de otros
pájaros un sol mortecino los faros de la niebla
una gran persistencia la ciudad del puerto
la ciudad del río
una gran mancha sobre las paredes
estamos recubiertos de barro barro mismo una
inundación de sangre
tiempo detenido ¡oh dioses! tiempo detenido
seguimos modelando arcilla salimos de la tierra el río
volvió a su cauce, las aguas arrastrando lotos
¿fue en agosto?
no podíamos pronunciarnos ante tanta codicia
el desvarío de tantos eché los dados
tú lo sabías padre nuestro
sin artificio
tú lo sabías


los hombres querían matar los tábanos
los hombres amarillos
los hombres usaban las hojas de tabaco
empulpecidas ensalivadas para matar los tábanos
si – kar y el humo sobre los cuerpos soplaban
dicen las voces lo cuentan todavía
dicen gotas de agua en hileras de gotas de agua
amarillas donde están todavía
los no nacidos donde estaban antes que se escapara
la noche de la gran calabaza
bajaban el curso de los ríos así dicen
los desana lo dicen y la gente de wanadi
el bueno en una serpiente canoa
con color negro con ramas
a través de la piedra horadada
por los raudales
vaina musácea con semillas dentro
en hileras canoa serpiente con hombres
no nacidos adentro en gotas de agua
en semillas de gotas de agua

Poemas del libro Malencuentro pero tenía otros nombres (1975).


Emira Rodríguez (Porlamar, Venezuela 1929) Poeta, pintora y artesana. Ha publicado los poemarios Relaciones (1971), La casa de Alto (1972) y Como sueños ajenos (2001). 

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